Vida personal de
Joaquín Sorolla

La figura de Sorolla est muy alejada del estereotipo del artista bohemio de vida desordenada, que pinta s lo bajo el impulso de una fuerte inspiraci n. Al contrario, Sorolla fue un pintor de vida personal y social muy ordenada, que segu a los c nones de la moral burguesa entonces imperante y con una vida familiar muy importante. Fue un trabajador empedernido que vivi para pintar y triunfar, dedicando numerosas horas al d aa esta actividad y sacrificando todo a su trabajo. Sus viajes de veraneo los aprovechaba para pintar los paisajes mediterr neos o atl nticos por lo que ni siquiera entonces se desvinculaba de la pintura. Por ello su producci n es ingente y pod a presentar en sus exposiciones de Par so Berl n medio millar de obras. Es un ejemplo de c mo la laboriosidad,

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Fue el pintor de la burgues ay nunca pretendi atacarla ni cambiar el orden social establecido por el r gimen conservador de la Restauraci n en el que vivi toda su vida adulta y cuyos personajes retrat . Aunque sus cuadros de mar denotan una vinculaci n con los m s humildes, es m s que nada nostalgia de las tierra y de su infancia, no preocupaci n social.

Museo-Sorolla

Entre 1910 y 1911, construye su casa estudio en Madrid, que hoy en d ay por deseo de su viuda, Do a Clotilde Garc a del Castillo, quien don todos sus bienes al Estado español, es un museo que honra su memoria. All se re ne gran parte de sus obras maestras as como muebles y objetos que formaron parte de su vida cotidiana.

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Paseando por los jardines de la que fue casa de Joaqu n Sorolla, se encuentra un remanso de paz en un sitio que se ha quedado anclado en un pasado silencioso, interrumpido por el agua de las fuentes andaluzas, que conserva a n el arte que se inspir en sus rincones.